Estamos atravesando una crisis sanitaria, económica y social sin precedentes. Creo que hemos llevado algunas cosas demasiado lejos, tal vez de manera inconsciente e ignorante. Y esto es un duro y serio aviso para que reflexionemos, para que utilicemos los enormes medios materiales y mentales que tenemos para encontrar un propósito mejor a nuestras acciones, de ahora en adelante.
Para mí, el significado real de la vida es que nosotros creamos nuestro propio significado. Nuestro destino es labrarnos un futuro basado en la comprensión y la sabiduría, y no esperar que nos sea procurado por alguna autoridad superior, o pensar que podemos hacer siempre lo que nos venga en gana sin consecuencias. Einstein confesó una vez que no era capaz de ofrecer consuelo a los cientos de individuos de buena fe que le escribían montones de cartas suplicándole que les revelara el sentido de la vida.
Mi propio sentimiento emocional es que la vida tiene un propósito… en última instancia, diría que el propósito que tiene es el que queramos darle, más que uno que provenga de un diseño cósmico.
ALBERT EINSTEIN
Sigmund Freud, con sus luces y sus sombras y con todas sus especulaciones sobre la parte oscura de la mente inconsciente, se acercó más a una verdad que comparto cuando dijo que lo que da significado y estabilidad a nuestras mentes es el trabajo y el amor. El trabajo (no entendido como hasta hoy, será necesario rediseñar su concepto), nos ayuda a encontrar un sentido de responsabilidad y propósito, un foco concreto a nuestras labores y sueños. El trabajo no sólo procura disciplina y estructura a nuestras vidas, también nos proporciona un sentido de orgullo y de logro y un marco de realización. Y el amor es un ingrediente esencial que nos sitúa en el tejido de la Sociedad. Sin amor, estamos perdidos, vacíos, sin raíces. Nadamos a la deriva en nuestra propia tierra, desligados de las preocupaciones de otros, incluso de las propias.
Más allá del trabajo y del amor, añadiría dos ingredientes más que dan sentido a la vida.
En primer lugar, aplicar los talentos con los que todos nacemos. Si el destino nos ha bendecido con diferentes capacidades y fuerzas, debemos intentar desarrollarlas al máximo y no dejar que se atrofien o se pudran. Todos conocemos individuos que no llegan a cumplir la promesa que parecían tener en la infancia. Muchos de ellos quedan obsesionados por la imagen de lo que podrían haber llegado a ser. En lugar de maldecir el destino, deberíamos aceptarnos a nosotros mismos cómo somos e intentar cumplir los sueños que entren dentro de nuestras posibilidades.
En segundo lugar, deberíamos tomar acción para que el mundo fuera un lugar mejor del que encontramos al llegar. Como individuos, podemos mejorar las cosas, tanto si es investigando los secretos de la Naturaleza, limpiando el entorno, amando al planeta o trabajando por la paz y la justicia social. O también nutriendo el espíritu vibrante de los jóvenes siendo su mentor y guía.
Personalmente, más que deprimirme por nuestra pequeñez frente a la enormidad del Universo, me entusiasma la idea de que existan mundos nuevos cerca del nuestro. Vivimos en una época en que estamos empezando la exploración del cosmos con nuestras sondas espaciales y telescopios, nuestras teorías y ecuaciones. También me siento privilegiado por vivir en una época en la que nuestro mundo está dando tantas heroicas zancadas.
Somos testigos de la que quizá sea la mayor transición en la historia humana, la transición hacia una nueva civilización, quizá la más trascendental, pero también la más peligrosa de la historia.
En el pasado, nuestros antecesores vivían en un mundo duro e implacable. Durante la mayor parte de la historia humana, la esperanza media de vida era, en general, de apenas veinte años. Vivían con un temor constante a las enfermedades y a merced del destino. El examen de los huesos de nuestros antepasados revela que están increíblemente. También conservan las marcas de enfermedades y horribles accidentes. Incluso en nuestro siglo, nuestros propios abuelos vivieron sin el beneficio de una sanidad moderna, antibióticos, aviones, ordenadores y otras maravillas electrónicas.
Sin embargo, nuestros nietos vivirán en el alba de una nueva civilización planetaria de la Tierra. Si no permitimos que nuestro instinto a veces brutal de autodestrucción nos consuma, nuestros nietos podrán vivir una época en la que la necesidad, el hambre y la enfermedad ya no acosará su destino. Por primera vez en la historia humana, poseemos tanto los medios para destruir toda vida en la Tierra como para alcanzar el paraíso en el planeta.
De pequeño, a menudo me preguntaba cómo sería vivir en el futuro. Hoy en día, creo que, si pudiese elegir vivir en una época concreta de la humanidad, me quedo con esta. Nos encontramos en el momento más emocionante de la historia humana, en la cúspide de algunos de los mayores descubrimientos cósmicos y avances tecnológicos de todos los tiempos. Estamos en plena transición histórica. Hemos pasado de meros observadores pasivos de la danza de la Naturaleza a coreógrafos de esa danza, con capacidad de manipular la vida, la materia y la inteligencia. Sin embargo, este poder imponente va acompañado de una gran responsabilidad para asegurar que los frutos de nuestros esfuerzos se usen con sabiduría y en beneficio de la Humanidad.
La generación de humanos que vive ahora es quizá la más importante que ha andado jamás sobre la Tierra. A diferencia de las generaciones anteriores, tenemos en nuestras manos el destino futuro de nuestra especie, tanto si nos elevamos hasta cumplir nuestra promesa como una nueva civilización emergente, como si caemos en el abismo del caos, la contaminación y la guerra. Las decisiones que tomemos retumbarán durante todo este siglo. La manera en que resolvamos las guerras globales, la proliferación de armas nucleares, la contaminación, los conflictos sectarios y étnicos y la apuesta decidida por la libertad y la igualdad afianzarán o destruirán las bases de esta nueva civilización.
Quizás el propósito y significado de la generación actual es asegurar que la transición a la nueva civilización sea posible.
La elección es nuestra.
Éste es el legado de la generación que vive actualmente. Ánimo, paciencia y aceptación, pero también coraje y confianza.
¡Éste es nuestro significado!
Patri dice
Quin gust llegir-te.Si no l’arribes a escriture t’ho haguès demanat eh ☺️cuide-vos molt! I poc a poc anirem fent😍una forta abraçada!!
Josep Maria dice
Moltes gràcies Patri. Cuideu-vos vosaltres també!