Y no me refiero a la parte biológica, busquemos qué tienes por dentro…
Nuestro comportamiento está guiado en gran parte por nuestras emociones y sentimientos. Las emociones nos ayudan a decidir y los sentimientos motivan nuestras acciones.
Aunque no seamos conscientes, cuando tomamos una decisión nuestro cerebro balancea deseos, expectativas, creencias, las pasa por el tamiz de nuestras emociones y por último, le añade la motivación de nuestros sentimientos.
Este complejo proceso, hecho de manera consciente sería agotador. Por eso, cada uno de nosotros ha desarrollado «atajos cognitivos» que usamos casi de manera inconsciente para tomar decisiones y acción. Son estrategias automáticas mentales, que hemos aprendido a lo largo de la experiencia de nuestra vida.
Y si una persona tiene inutilizado este eje cognitivo-emocional (consciencia-sentimientos) tiene menor capacidad de tomar decisiones acertadas:
le falta la intuición.
El pensamiento intuitivo nos permite captar la realidad de las cosas al instante, sin que intervenga la lógica o el análisis.
Y es por eso que las emociones, los sentimientos y la intuición han ayudado a la especie humana a sobrevivir y a evolucionar en las condiciones más adversas. En definitiva, los seres humanos disponemos unas extraordinarias herramientas que la vida nos ha dado. Es justo valorar en toda su dimensión la Creación en nosotros mismos.
Se trata de asumir todo lo que somos y tenemos como entidades biológicas, mentales y espirituales.
Pero cada persona tiene estas tres herramientas, instinto, emoción y sentimientos más o menos presentes en su comportamiento, que dan lugar a nuestros niveles internos. Veamos cuáles son y lo que nos proporcionan cada uno de ellos:
¿Cuáles son tus niveles internos?
1.INSTINTO. Debemos asumir las tres características fundamentales del instinto, que son: generar la vida, mantenerla y defenderla. El instinto manejado con sabiduría enriquece la vida si se utiliza para cumplir su propósito de acuerdo con la ley de la vida. El instinto no es un sentimiento ni un pensamiento. Normalmente se genera ante un suceso activador que viene del exterior, por tanto no es una acción es una reacción a algo.
2.EMOCIONES. Asumir las emociones significa que, ante estados de tristeza, ira, angustia o miedo, que surgen como resultado de estímulos externos o no, es necesario sentirlas y aceptarlas para inmediatamente después deshacerse de tales emociones sin culpar ni agredir a nadie ni a nosotros mismos, por lo que sucede en nuestro interior.
Manejar las emociones es síntoma de madurez mental. Las emociones son espontáneas y normalmente tienen su origen en algo externo, al igual que el instinto, por ello necesitamos aprender a manejarlas, sobre todo las negativas.
Por supuesto que podemos estar tristes, con pena, con miedo o lo que sea, pero no debemos dejar que esa emoción se convierta en un sentimiento y por ende en una creencia. Una forma de expresarlas sin crear conflictos es, por ejemplo, disponer de un rincón secreto: un lugar de la casa o un sitio apartado en la naturaleza donde poder gritar, saltar o golpear sin hacer daño a nadie y liberarnos y entonces poder empezar a pensar y sentir de forma no contaminada.
3.SENTIMIENTOS. Nuestros sentimientos son los que son, nos gusten o no nos gusten, y no debemos culpar a otros o a nosotros mismos por lo que sentimos. Al diferencia del instinto que es automático y de las emociones que son espontáneas, los sentimientos son aprendidos, son estados mentales, por lo que presentan una relación directa con nuestros deseos, nuestras expectativas y nuestras creencias. Si se genera un sentimiento negativo es porque ese pensamiento no es real, en el sentido de que nuestra mente está creando una fantasía que nos hace sentir mal. Y recordemos que la mayor parte de nuestras creencias probablemente sean falsas.
Entonces quizás aquí podamos ver el por qué en tantas situaciones y experiencias vitales no somos felices, no estamos en paz y sufrimos.
Las emociones nos ayudan a decidir y los sentimientos motivan nuestras acciones.
Si dejamos que nuestras emociones negativas decidan, que nuestros sentimientos desagradables motiven nuestras acciones, y que nuestro instinto tome acción, es prácticamente imposible estar en paz.
Nada de lo anterior (instintos, emociones, sentimientos) tiene que ver con lo que realmente es el amor, del que hablaremos más ampliamente en otro artículo.
¿Y cómo puedo saber que siento y pienso correctamente?
Pues verificándolo, veamos como.
El camino personal hacia la sabiduría y la verdad liberadora sólo es posible recorrerlo de forma individual, pues la verdad no se enseña, se descubre. Se puede dar información y herramientas para acercarnos ella, pero sólo tu la debes encontrar.
¿Cómo podemos hacerlo? Con los resultados internos y externos que obtenemos con nuestro comportamiento actual. Si nuestros resultados internos son de felicidad y paz, sabremos que la información que tenemos en nuestra mente y que estamos aplicando van por buen camino. Debemos observar si en nuestro interior hay serenidad, armonía y alegría o, por el contrario, sufrimiento, miedo, angustia y bloqueos. Una información que genera sufrimiento es probablemente falsa o no-real. Si estamos aplicando una información verdadera, nuestros resultados externos relativos a las relaciones, la salud, los recursos y la adaptación al medio probablemente serán satisfactorios. Sin embargo, si son “problemáticos” es que estamos utilizando una información falsa y no-real. No debemos aceptar ninguna información como verdadera a menos que la hayamos verificado como tal. No importa de dónde venga ni quién nos la haya transmitido. La verificación es la única herramienta para el conocimiento de la verdad. Cualquier información que limite nuestra felicidad es falsa, y puede tener muchos nombres: ego, creencias, principios culturales, intelectualidad y conocimientos que asumimos como propios pero que son de otros.
No hay una única verdad.
Cada uno debe encontrar su verdad.
Procura elevar tus momentos de paz interior, armonía y disposición de servir.
Ahí está tu verdad.