Imagino que lo que voy a comentar a continuación te ha pasado en más de una ocasión: la «lucha interna». ¡Quién no ha tenido ganas de tirar la toalla alguna vez!
Como a tantos otros nos pasa, una gran parte de mis dificultades, dudas y sufrimiento se debían, y aún se deben, al conflicto interminable entre las dos naturalezas de mi sujeto:
- la parte más física, como buen mamífero, y
- la parte más espiritual, como buen humano, es decir, un ser con conciencia de sí mismo y capacidad de pensar.
Veamos algunos ejemplos:
- la pereza animal contra la ambición mental;
- los objetivos elevados de la mente neutralizados por el impulso de una herencia reptiliana primitiva;
- la visión a largo plazo contrarrestada por la miopía de una criatura del tiempo;
- las emociones de un animal oponiéndose al impulso del espíritu;
- los propósitos de lo mejor eclipsados por creer en que va a ocurrir lo peor;
- el vuelo de la genialidad neutralizado por la gravedad de la mediocridad;
- el progreso de lo bueno retrasado por la inercia de lo malo;
- el arte de lo hermoso manchado por la presencia del mal;
- el empuje de la salud neutralizado por la debilidad de la enfermedad;
- la fuente de la fe contaminada por el miedo; la alegría envenenada por la tristeza.
¡Qué vida y en qué planeta!
Y, sin embargo, debido a la ayuda y al impulso siempre presentes de mi “ajustador del pensamiento”, se puede alcanzar un aceptable grado de felicidad y paz interior, aunque sea a ratitos o por horas, que no es poco.
Por suerte, todo esto no son manías mías ya que, como veis, estoy hablando de la polaridad (dualidad) que rige para todo lo vivo en el universo conocido.
Entre los opuestos se produce la creación, el movimiento y la comprensión. Mediante la polaridad se hace posible que todo se manifieste en lo que denominamos creación y se produzca el movimiento, el dinamismo y la evolución que se expresan en todo cuanto existe.
Los átomos existen gracias a que el protón y el electrón se atraen. Se crean las moléculas por la atracción de un átomo con otro que le proporcione los electrones de magnetismo complementario. Lo masculino y lo femenino se atraen para originar nueva vida. Lo suave se complementa con lo áspero, lo blando con lo duro, lo luminoso con lo oscuro, lo difícil con lo fácil, lo largo con lo corto, lo alto con lo bajo, la acción con el resultado, etc.
De esta forma se expresa la polaridad para dar origen a la diversidad y a las interacciones que generan las experiencias necesarias para lograr en el ser humano la comprensión.
Polaridad no es lo mismo que equilibrio —que implica armonía—, sino interacción, algo totalmente diferente. Una vez algo ha sido creado puede equilibrarse o desequilibrarse, y esto tiene que ver con la armonía. Pero la polaridad no está relacionada con el equilibrio, sino con la atracción de los opuestos complementarios, como lo masculino y lo femenino, porque sin los dos no hay posibilidad de comprensión ni creación alguna.
Para comprender una cosa es inevitable conocer su opuesto. No se puede comprender lo que no se conoce. Si sólo has visto el día en realidad no lo puedes apreciar como el día porque no sabes lo que es la noche. El frío y el calor pueden parecer opuestos a primera vista. Pero en verdad son simplemente diferentes grados (velocidad rotacional de los átomos) de una misma cosa que llamamos temperatura. Por ejemplo, si tienes frío, no te enfocas en el frío para solucionar el problema, la solución está en producir calor, ya que el frío es la ausencia de calor.
El secreto es no enfocarte en lo que está pasando (lo negativo), tienes que ver el lado opuesto y trabajar en esa dirección. Si experimentas pobreza y quieres salir de ella, no te enfocas en estudiar la pobreza ni en investigar sus causas, todo lo contrario, te enfocas en cómo generar riqueza.
La ley de polaridad existe sin juzgar y no determina lo que experimentarás. Existe simplemente para que puedas saber lo que significa experimentar plenamente la vida. No puedes cambiar el hecho de que existe. Siempre ha existido y seguirá existiendo, no se puede manipular, engañar o escapar.
Pero puedes aprender a usar la ley de la polaridad. Esta es la estrategia: conocer los opuestos, hallar el equilibrio y quedarse en él. A eso le llamamos neutralidad. La auténtica paz se encuentra en un estado neutral, aprendiendo a manejar el pensamiento desde las inevitables vivencias que nos harán sentir y conocer nuestros instintos, las emociones, los sentimientos y cuestionar las creencias que precisamente configuran nuestro pensamiento. La paz es armonía y equilibrio.
Todo es dual, todo tiene polos; todo su par de opuestos; los semejantes y desemejantes son los mismos; los opuestos son idénticos en naturaleza, difiriendo sólo en grado; los extremos se tocan; todas las verdades, son medias verdades, todas las paradojas pueden reconciliarse.
el kybalion
Cuando nos comprendemos a nosotros mismos y comprendemos nuestra conciencia, es cuando alcanzaremos a comprender el universo…
…y la polaridad desaparece.