En la actualidad está muy de moda hablar de personas tóxicas. Es frecuente oír comentarios como “fulanito me da mala vibra”, “menganito me da mal rollo”, etc. Vamos a intentar ver esto desde un punto de vista teórico de vibraciones energéticas.
Partamos de una realidad incuestionable: sólo puede dar quien tiene; quien no tiene únicamente puede recibir.
A muchos de nosotros nos ha pasado alguna vez que perdemos mucha energía, y sin darnos cuenta nos quedamos agotados ante ciertas personas, situaciones, trabajos o conflictos externos o internos. Esto lo explica un principio de la física denominado
Ley de Vasos Comunicantes
El equilibrio mental de todas las personas depende de la cantidad de energía vital que manejan. El entusiasmo, la alegría, el optimismo y la capacidad de aprovechar las oportunidades para lograr una vida exitosa en todos los sentidos tienen una relación directa con niveles altos de energía. Inversamente, las personas apáticas, deprimidas, tristes, frustradas y derrotadas mantienen niveles muy bajos de energía vital. Cuando una persona con un alto nivel de energía se relaciona con personas que la tienen muy baja, su energía vital fluye hacia los puntos bajos y la persona puede quedar totalmente agotada sin saber por qué. Esta Ley es aplicable a todas las situaciones de nuestra vida, y es uno de los grandes secretos de la sabiduría. Y es que del manejo de esta Ley depende el nivel de energía vital disponible para aprovechar la experiencia de vida y lograr altos niveles de satisfacción en todos los sentidos.
El manejo adecuado de la Ley de Vasos Comunicantes requiere de una muy cuidadosa selección de nuestras amistades, relaciones, negocios, vivienda, trabajo, lugares que frecuentamos y pensamientos que admitimos. Además, es necesario entrenarse constantemente en la gestión de los sentimientos y las emociones negativas que surgen espontáneamente ante determinadas personas, situaciones o noticias que recibimos, para no ceder energía involuntariamente.
«Quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija»
La celestina (cita)
Ante las personas deprimidas y, o ante ciertas situaciones dramáticas que eventualmente observemos, debemos “cerrar la llave” de los sentimientos y emociones, y sólo hacer lo que debamos desde nuestra comprensión. De de lo contrario nuestra energía disminuirá inmediatamente. Si una persona necesita ayuda, podemos darle entusiasmo, apoyo y energía, pero debemos actuar con sabiduría, evitando el sufrimiento. En cambio, si nos involucramos y no cerramos la llave, jamás tendremos suficiente paz interior como para poder ayudar a los demás. Es fácil de entender. Imaginemos por ejemplo a las personas que trabajan en cuidados paliativos o tanatorios, lugares donde las vibraciones de la energía no están precisamente en sus frecuencias más elevadas.
¿Realmente existen las personas tóxicas?¿Realmente existen las personas tóxicas?
¿Realmente existen las personas tóxicas?
¿Nos podemos imaginar que estas personas se llevarán cada día a su casa la mochila llena de la carga emocional, es decir, de las energías de baja vibración con las que han convivido durante la jornada? Como grandes profesionales que suelen ser, probablemente lo que hacen, de forma consciente o inconsciente, es simpatizar de forma sincera con los enfermos y las familias, pero no empatizar.
Es muy importante gestionar los sentimientos de forma voluntaria, no automática, evitando que sean éstos los que nos manejen a nosotros. Y, poco a poco, reemplazar el sentimiento por la comprensión de amor. El sentimiento es un arma de doble filo, porque hoy es positivo y mañana puede ser totalmente negativo, es decir, tiene una dualidad complicada. Sin embargo, la comprensión no tiene dualidad, y nos permite actuar con sabiduría y pensar con claridad.
Cada uno es responsable de su energía vital, y si permite que se desestabilice no podrá activar su centro de comprensión y sabiduría. La energía vital desciende o asciende de acuerdo con la forma en la que gestionemos los pensamientos, sentimientos y emociones.
El mayor “ladrón” de energía no está fuera de nosotros, sino dentro. Reside en nuestra mente y se llama ego.
El ego nos roba la energía en cantidades alarmantes cuando culpa a los demás, cuando se preocupa por cosas innecesarias, se llena de estrés y angustia, y utiliza pensamientos negativos. Se alimenta del sufrimiento y de la ignorancia, propios y ajenos si los hacemos nuestros, por eso es necesario limpiar la mente para dejar de sufrir y salir de la ignorancia con información de sabiduría.
Las palabras y las acciones de una persona son consecuencia directa de su forma de pensar, y repercuten inmediatamente en sus relaciones, su salud y su bienestar, creando las circunstancias que le corresponden según su actitud y comportamiento.
Conociendo la causa que origina todo resultado que obtenemos, lo más apropiado para lograr en nuestra vida excelentes resultados es:
Pensar siempre lo mejor de todas las circunstancias y de todas las personas.
“La mejor defensa no es un buen ataque, es no sentirse atacado“