Hace unos pocos días me invitaron a dar una charla en el Casal d’Avis de Sarriá para hablar sobre el sentido del sufrimiento y de los miedos.
Quiero ante todo dar las gracias al Casal y especialmente a su director por esta oportunidad.
Hablar de estos temas a nuestros mayores era un reto y tenía “miedo” e incluso algo de “sufrimiento” previos por si podía generarles el efecto contrario al deseado.
Se supone que fui a explicarles algo y en realidad lo que hice fue aprender mucho. Todos en mayor o menor medida tenemos nuestros miedos y de alguna forma hemos sufrido o sufrimos. Parece lógico pensar que cuando nos encontramos en nuestra última etapa vital, cuando vemos cerca el final de nuestra vida y además probablemente tengamos mermadas nuestras capacidades físicas y mentales, el miedo y el sufrimiento sean nuestros compañeros de viaje. Y por supuesto no se puede generalizar.
Cada persona es un mundo y cada cual vive e interpreta sus experiencias haciéndolo lo mejor que puede y lo mejor que sabe, de acuerdo con su estado evolutivo, creencias, emociones, etc.
Pero pude constatar que, en muchos casos, a pesar de la existencia de sufrimiento y miedos, muchos de nuestros mayores, principalmente los que se sienten en paz, disponen de unas poderosísimas herramientas que mitigan o hacen mucho más llevaderos ese miedo y ese sufrimiento, e incluso son felices. Me limitaré a enunciar sólo tres de ellas:
la humildad, la aceptación y la sabiduría
La correcta utilización de estas tres herramientas es muy probable que se haya aprendido a base de tortazos, de desilusiones, de fracasos, de experiencias de aprendizaje que nos han costado mucho esfuerzo, de miedos, de amores, de desamores, de pérdidas, de años de sufrimiento, etc., hasta que por fin se llega a comprender un poco mejor el propósito vital, que no es otro que estar en paz y en disposición de servicio.
Concluyo para los que aún no sois mayores:
¿No sería mejor empezar ya a vivir utilizando estas herramientas?
Y recuerdo tres de las principales causas del sufrimiento…
la interpretación parcial y subjetiva de la realidad, la no aceptación de la realidad y los apegos.
Como dijo Buda, el dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional.
¡Mil gracias de nuevo a los maravillosos abuelos de Sarriá!