Para conseguir la verdadera independencia necesitamos tomar las riendas de nuestra vida sin depender de nada ni de nadie y sin sentirnos manipulados por el medio.
No deberíamos identificarnos plenamente con nada de lo que pase a nuestro alrededor, ya sea normal, ordinario, extraordinario o caótico.
La manipulación: una condición mental
La manipulación es una condición mental que está presente en la vida de todos los seres humanos, a menos que ya hayan logrado un estado de independencia real. En muchas ocasiones, ante una situación externa, nos sentimos obligados o presionados para hacer o decir algo en contra de nuestras convicciones, creencias o deseos. En esas situaciones frecuentemente nos justificamos diciendo: «no tuve más remedio…» o «me sentí obligado por las circunstancias…» y culpamos a los demás de nuestras propias decisiones.
La manipulación es una condición mental que consiste en culpar a los demás por decisiones que, en realidad, tomamos nosotros.
A lo largo de la vida se pueden dar muchas situaciones que actúan poderosamente sobre nuestro sistema de creencias, generando miedo, angustia, sufrimiento, y produciendo la dependencia de personas, bienes de consumo, o bien llevándonos a tomar decisiones desde los sentimientos, aún en contra de nuestras propias convicciones.
Las creencias, los sentimientos y el miedo son las herramientas de la manipulación.
Los principales agentes de la manipulación se pueden clasificar en amenazas, agresiones, propaganda comercial, normas culturales y leyes y noticias de los medios de comunicación. ¿Las vemos?
Amenazas de personas
La parte más vulnerable de la mayoría de nosotros son los sentimientos. Por esa razón, muchas veces permitimos que nuestras decisiones vengan determinadas por los mensajes más o menos amenazantes que provienen de nuestros seres queridos, jefes, compañeros de trabajo, empleados o vecinos. Mensajes como: «Si sigues así me vas a matar», «Yo sufro mucho cuando…», «Tú tienes la culpa de…», etc.
Los demás nos amenazan, pero las decisiones las tomamos nosotros.
Agresiones
Ante la agresión, la mayoría de las personas reaccionamos, bien con violencia, o bien tratando de huir, es humano. Pero solemos culpar al agresor de los resultados que obtenemos con nuestras conductas de defensa o huida.
Ante la agresión, nuestra ignorancia nos lleva a culpar a los demás de nuestro propio miedo.
Propaganda comercial
La publicidad contiene mensajes diseñados específicamente para manipular el sistema de creencias o los miedos de las personas, con el fin de que, en base a ellos y como una respuesta casi inconsciente e irracional, consumamos esos productos o servicios.
Apliquemos racionalidad a las necesidades de consumo.
Normas y leyes
El cumplimiento de las leyes, los principios morales, los tabúes, etc., son una forma de cumplir acuerdos establecidos. Sin embargo, algunos son limitantes pues la mayoría de las personas se sienten obligadas a obedecer las tradiciones culturales, los principios morales y las normas legales porque tienen miedo al castigo, a la crítica o al rechazo social, y porque sus mentes están limitadas por los conceptos de bien y mal. Mientras se tengan conceptos personales contrapuestos al bien y al mal impuestos por las normas y las leyes, mantendremos un conflicto interno constante que no nos permitirá tener paz. Es la lucha del ego, en cuyo sistema de creencias sí existen el bien y el mal.
Noticias de los medios de comunicación
La mayoría de las noticias que se difunden por los medios de comunicación están llenas de violencia, desastres y mensajes que crean expectativas desagradables. Nos llevan a suponer que a cualquiera y en cualquier momento le puede suceder algo similar, lo que hace que nos llenemos de angustia y miedo y nos sintamos obligados a asumir toda clase de costosas «medidas de seguridad». Por no hablar de las noticias con medias verdades, o bien exageradas o bien tomando parte en una realidad completamente aséptica.
En definitiva, somos manipulables en razón directa de nuestra debilidad sentimental, originada en el propio sistema de creencias y en nuestros profundos miedos a perder lo que tenemos o a las personas con las que compartimos nuestra experiencia de vida.
La sabiduría frente al medio externo consiste en neutralizar su influencia, es decir, en no permitir que los mensajes externos, de ninguna naturaleza, manejen nuestras propias decisiones o estados interiores. Agredimos o huimos cuando tenemos miedo. Neutralizamos o delimitamos cuando tenemos paz. Para liberarnos totalmente de la manipulación del medio necesitamos comprender que nadie puede obligarnos a decidir, porque todas las decisiones son siempre tomadas libremente.
Lo que creo que me hace sufrir
La mente del adulto normalmente sólo acepta información coherente con sus propias creencias.
Para romper la resistencia que nuestro sistema de creencias opone a los cambios evolutivos, a veces la vida utiliza como herramienta nuestros sentimientos, de forma que ante sucesos externos que no podemos aceptar, que nuestras creencias no pueden aceptar, se nos generan altísimos niveles de sufrimiento. A partir de cierto momento sucede un fenómeno mental, que consiste en que cuando ya no se resiste más ese sufrimiento exclamamos: «¡Me rindo! ya no puedo sufrir más». Es a partir de ese momento cuando la mente ya está lista para aceptar nueva información que permita liberarse del sufrimiento y de las limitaciones aprendidas inicialmente.
La saturación de sufrimiento rompe nuestro sistema de creencias y da paso a la búsqueda de la paz interior.
Pero ¿nos lo podríamos ahorrar?
En gran medida sí. Algunos ya vamos tarde, pero de lo anterior se desprende la importancia de implementar una verdadera educación que permita que los niños desarrollen una mente flexible, para evitar después esa rigidez mental que se aferra a creencias instaladas y que necesitará altísimos niveles de sufrimiento para romperse. La persona rígida siempre toma la decisión de pelear o huir, mientras que la persona que posee flexibilidad mental toma otras decisiones de mayor sabiduría.
Una educación adecuada desarrolla una mente flexible, con bajos niveles de sufrimiento.
Y como siempre digo, nunca es tarde para ser un niño feliz.